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jueves, 30 de octubre de 2014

Kant: La ética moderna.

Las ideas de la ética moderna estuvo representada por el pensamiento de Kant. Las tres ideas básicas de Kant son:
  1. Centralidad de la razón. El sujeto racional es el eje a partir del cual se organizan el saber,el arte y la moral. Se confía en ella como la fuerza transformadora de la sociedad y la historia.
  2. La libertad frente a la naturaleza. El mundo del espíritu es el ámbito de la libertad y de las producciones humanas más elevadas (ciencia, arte, moral, religión, filosofía); mientras que el mundo de la naturaleza es el ámbito del determinismo.
  3. La cultura humana. Se separan los distintos ámbitos de la cultura, ciencia, ética, arte, cada uno con su objeto propio, construyendo esferas que abordan sus cuestiones en forma específica.
El esfuerzo que realizó la modernidad consistió en construir una ética universal, racional, válida para todos los hombres, independientemente de sus creencias religiosas y de sus circunstancias particulares.
La pregunta fundamental que se hace Kant es ¿qué debo hacer?. Con lo cuál podemos pensar que la ética tiene relación con el deber.
Para Kant la ética tiene que ser universal, sus principios deben de ser válidos para todos los seres racionales de modo absoluto y necesario. La moral que se basa en la experiencia particular de un sujeto, sólo tiene un valor aleatorio y particular. La moralidad debe de partir de un principio universal con el cual confrontar las acciones. Este principio de la moralidad reside en la razón y no puede derivarse de las sensaciones, inclinaciones o deseos sino que debe determinarse a priori a la voluntad. Esto significa que para Kant la ética debe de ser racional. La naturaleza le dio, a la voluntad, la razón como directora. La razón sacrifica los intereses de los impulsos y con ellos la propia felicidad.
Kant piensa que: debe de haber un propósito más digno que la felicidad al cuál está destinada la razón y al que deben de subordinarse todos los fines particulares del hombre”. Y con ello la felicidad.

¿Qué es la buena voluntad?


La voluntad es la capacidad para determinarse a sí mismo a obrar según un principio universal de la razón. Porque nada es en sí mismo bueno ni malo. Dice Kant: “Los talentos del espíritu; el valor, la decisión, la perseverancia en los propósitos, como cualidades del temperamento, son sin duda en muchos aspectos buenos y deseables; pero también pueden llegar a ser malos y dañinos si la voluntad que ha de hacer uso de estos dones de la naturaleza (…) no es buena”.


El poder, la riqueza, la fama, el éxito, la felicidad dependen de una buena voluntad que los acomode y los ordene a un fin concreto. La voluntad humana no siempre actúa conforme con la razón, a veces está sometida a condicionamientos subjetivos, esto es a impulsos o deseos.
Cuando la voluntad es determinada por un objeto que se desea, este principio es material o empírico. La decisión depende del sentimiento de agrado o desagrado que cause ese objeto, o sea, del placer. Por ejemplo: una persona que abandona un trabajo importante, por concurrir a una fiesta o no devolver un dinero que pidió para irse de vacaciones.
Cuando el principio que determina a la voluntad es la ley de la razón, este principio es formal, y la voluntad se determina a priori, significa que el principio por el cual actúa no lo saca de la experiencia, sino que lo encuentra en sí misma.
La voluntad no depende de ninguna sensación de agrado o desagrado, de ningún deseo, de ninguna necesidad, sino sólo de sí misma, de lo que la razón determina.

Una voluntad buena en sí misma es aquella que:
  1. Actúa por deber y no conforme al deber.
  2. Es autónoma porque es de suyo legisladora, es decir, es libre para darse a sí misma su propia legalidad.
Kant en la primera afirmación está indicando la diferencia entre moralidad y legalidad. Una voluntad moralmente buena actúa siempre por deber. Por ejemplo: en esta época de alta inflación, un comerciante, pensando en mantener e incrementar su clientela, cobra lo justo por sus mercaderías que vende sin estafar a sus clientes, podemos decir que este proceder es honesto. Pero ¿Es éste un comportamiento moral? Kant dirá que no se lo puede considerar un acto moral, porque si bien se cumple con el deber, la acción realizada es un medio para su satisfacción. Este ejemplo sería una acción conforme al deber pero que no tiene valor moral.
Una acción es hecha por deber cuando el sujeto la realiza sin otro fin que el deber mismo. Es el ejemplo de aquél comerciante que cobra lo justo porque es lo que debe de hacer, y no para sacar beneficio de ello.
Sólo una acción hecha por deber tiene valor moral; y el deber es la necesidad de acción por respeto a la ley.

El imperativo categórico.


¿Cuál es la ley que toda acción humana debe respetar para ser considerada moralmente buena?

Kant plantea la diferencia entre máximas y leyes prácticas. Las primeras son principios subjetivos de la acción, pero que son válidas sólo para el mismo. Las máximas son principios subjetivos de la acción. Las leyes prácticas son principios objetivos de la acción, o imperativos, o sea, “un deber que expresa la obligación objetiva de la acción”
Los imperativos ordenan a obrar porque indican lo que toda persona debe hacer. Si bien el hombre es un ser racional, no es la razón el único motivo que determina la voluntad. Ésta también puede dejarse determinar por las inclinaciones, los deseos, las necesidades. De otra forma, el hombre no quiere siempre lo que se debe, es necesario que se rija por imperativos que le dicta la razón.
Estos imperativos pueden ser hipotéticos o categóricos. Los primeros determinan la voluntad en función de cierto fin deseado, son más bien preceptos de habilidad. Por ejemplo: “se debe de trabajar y ahorrar en la juventud para no morir de hambre en la vejez”. Este precepto práctico de la voluntad surge de la razón pero no se puede exigir por igual a todos los hombres. Este imperativo está condicionado al sujeto.
Un imperativo categórico cuando ordena a obrar de un modo necesario a todos los hombres por igual, independientemente de las condiciones subjetivas. Por eso son leyes prácticas. Dice Kant, que la ley moral es “un imperativo que ordena categóricamente porque la ley es absoluta; la relación de la voluntad con esta ley es de dependencia y es obligatoria, es decir es una imposición para una acción que se llama deber”.
Esta ley no indica de que debe de hacerse esto o lo otro, sino que conserva la forma pura de la legalidad. Esa ley es así: “Obra de tal manera que quieras que la máxima de tu voluntad se convierta en ley universal”.
Lo que vale para una persona debe de valer para todos en la misma situación. Este es el imperativo categórico, una ley moral, principio absoluto y fundamento de la moralidad, es porque es principio objetivo universal. La acción realizada por respeto a la ley es el deber, y cumplir con el deberes la condición de una voluntad buena en sí misma.


Por ejemplo: Si voy por la calle y veo que a alguien se le cae una billetera y sigue su camino sin darse cuenta, y en ese momento nadie me está observando lo que sucede, ¿qué debo de hacer?. Puedo quedármela porque total nadie me está viendo y la otra persona no se dio cuenta, o puedo devolvérsela. ¿quién determina en este caso lo que está bien y lo que está mal? Kant diría: la ley moral ¿Cómo debo de proceder? Debo de confrontar el principio subjetivo de mi acción con la ley moral: si cumple con lo que esta ley indica, la acción es buena y debe de ser realizada, no no, es mala, por lo cual debe de evitarse.