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jueves, 6 de junio de 2013

La libertad según Sartre

Jean Paul Sartre fue un filósofo contemporáneo que estuvo comprometido con las luchas sociales de su época, como el Mayo Francés, la Revolución Argelina y acompaño muy de cerca los procesos revolucionarios que se dieron en Latinoamérica. Saca su filosofía a la calle. Estudió en Alemania profundamente la filosofía fenomenológica de Edmund Husserl y también Ser y Tiempo de Heidegger.
Introduce la fenomenología en Francia con el texto “La trascendencia del Ego”. Otro de sus libros relevante fue “El ser y la nada”
Fue pareja de Simone de Beauvoir, que represento un símbolo de libertad, de una relación abierta y libre entre ambos intelectuales. La filosofía de Sartre siempre cuestionó fuertemente al poder. Eduardo Bruner dice: “Ser Sartre es estar siempre en la vereda de enfrente”.




La filosofía de Sartre es siempre la libertad del sujeto. El sujeto es libre y siempre puede cambiar la historia. “El hombre vive alienado, pero antes de alienarse, fue libre”. Es posible la alienación porque antes existió la libertad, lo que hay que hacer es volverla a conquistar.


Otro de los libros importantes escritos por Sartre fue “Crítica a la razón dialéctica”.
En su texto “La trascendencia del Ego”, habla sobre la trascendencia de la conciencia. Sartre es filósofo de la conciencia, es un fenomenólogo porque parte de la intencionalidad de la conciencia. La conciencia nunca reposa en sí. La conciencia siempre está intencionando sobre el mundo. No hay una subjetividad en nosotros, sino que nuestra conciencia intenciona sobre el mundo, está arrojada sobre el mundo. Da el siguiente ejemplo: cuando alguien corre un tranvía es conciencia corriendo el tranvía, porque la conciencia es conciencia de sí, cuando es conciencia de mundo. Solo se puede ser conciencia (de) sí, porque se es conciencia de mundo. No hay un mundo por un lado y conciencia por otro. Hay conciencia de mundo. Hay conciencia corriendo el tranvía. Cuando aparece el Yo, hay reflexión y seguramente se detiene y deja de correr el tranvía. La conciencia es correlativa con el mundo. “Hay conciencia de sí, porque hay conciencia de mundo”.


Esto quiere decir que la conciencia está en riesgo en el mundo, se juega a sí misma, porque está arrojada al mundo, deja de estar cómoda en el mundo ideal, del idealismo para arrojarse a los hombres, al mundo en peligro. La conciencia encuentra su objetividad en las objetividades del mundo, en las cosas y en los hombres del mundo. La conciencia es libre para intencionar sobre el mundo.

Sartre encuentra en el libro “El Ser y la Nada”, dos modalidades del ser, el Ser en sí  y el Ser para sí. El ser en sí es aquello que es, es siempre lo mismo, es una piedra, una montaña, una planta. El ser en sí va a ser, aquello que nunca va a ser algo distinto de lo que es. Por el otro lado está el ser para sí, que justamente es el ser proyectante, el ser arrojado a los proyectos del futuro.

La fenomenología de Husserl, le sirve a Sartre para que la conciencia saliendo de sí se eyecte hacia el futuro. Este es el estado de arrojo de Heidegger y que efectivamente Sartre lo toma.
El ser para sí es proyecto. Un árbol no es proyecto. Somos lo que hemos hecho, lo que hemos elegido en ese pasado, porque al ir eligiendo, nos hemos ido eligiendo a nosotros mismos. El hombre es ese ser que al elegir, se elige. El ser para sí tiene un pasado, una facticidad, son todos los hechos realizados por una persona y son hechos inmodificables.

El ser para sí también es llamado realidad humana, por Sartre, que sería el Dasein de Heidegger. La realidad humana o él para sí, tiene un pasado y ese pasado son todas las elecciones que las personas han ido tomando a lo largo de sus vidas y en cada una de esas elecciones se han ido dando sus identidades. El pasado es él en sí, como si fuera una roca, un árbol, es aquello inmodificable. No se puede cambiar, transformar nuestro pasado. Somos nuestro pasado y el presente para Sartre es la nada. Él para sí es una proyección hacia el futuro. Somos posibles proyectos. Él para sí en el presente no es nada. La conciencia existe eyectada hacia el futuro. La conciencia no es el pasado. La conciencia no tiene nada está arrojada al mundo. El hombre es nada una nada. El hombre es ese ser en el cual la nada viene al ser. El ser es el ser en sí, es aquello que es definitivamente algo como una montaña.
El ser al estar arrojada su conciencia hacia el mundo, es libre. Sartre es el filosofo de la libertad de la conciencia y si esa libertad se enajena, es porque antes existió la libertad. Quizá hoy vivimos en el mundo de la enajenación, enajenados por el poder omnipresente y omnímodo que tenemos sobre nosotros. Pero esa enajenación existe porque antes de perder la libertad, fuimos libres.

Si en filosofía buscamos los fundamentos de lo que es, esto es la libertad del hombre y la libertad del hombre es la nada, porque en la conciencia no hay nada. Porque la conciencia para darse el ser tiene que ir eligiendo. Solo eligiendo me voy a dar un ser, pero antes soy una nada arrojada libremente para elegir aquello que voy a ser.


Los hombres estamos condicionados por un mundo en el que todo está hecho, por el lenguaje que voy a hablar del cual me transmitieron. A pesar de todos estos condicionamientos hay un momento en que todo hombre debe de decir su palabra.
Sartre dice una frase maravillosa que es: “Un hombre es lo que hace con lo que hicieron de Él”. A partir de algún momento debemos ser responsables de nuestros actos, asumir la libertad y negarse, rebelarse contra toda imposición.


Ese para sí que es la nada, va a ser una nihilización del ser. El hombre es un agujero en la plenitud del ser. El hombre trae la nada al mundo y la nada es su libertad. La libertad está para ser perdida, para comprometerse, para jugarse, para perderla y luchar por recuperarla. “La libertad es el fundamento del ser”.
La existencia precede a la esencia. El hombre comienza por existir, no tiene una esencia tiene existencia.
Este pensamiento de Sartre surge de una conferencia que dio y se denominó: “La existencia es un Humanismo”.

Todos somos bastardos, no tenemos nada que nos justifique. El hombre común no tiene un linaje que lo preceda, se llega al mundo existiendo y el ser, la esencia, se va tener que ir construyendo. El ser se da eligiendo a través de la praxis, en cada acción, elegimos lo que somos, lo que queremos ser. Somos responsables de cada una de nuestras elecciones. Vamos a ser aquello que vamos a ir eligiendo en nuestra vida. Somos libres de ir eligiendo, y esta libertad es nuestra responsabilidad.


La nada es la libertad. La libertad no puede ser condicionada, debe de partir de una total indeterminación. La libertad es la creación constante de elecciones libres. En cada una de esas elecciones nos vamos dando el ser. Entonces la existencia precede a la esencia. La esencia se va dando con nuestros actos libres.
El hombre está condenado a ser libre.



Sartre le pide al hombre que sienta la angustia de la libertad. Vinimos al mundo para ser libres, para luchar por la libertad. Un esclavo no puede perder la libertad porque ya es un esclavo. Solo un ser libre puede perder la libertad y a partir de perder la libertad comenzamos a perder el ser, comenzamos a no ser o a ser lo que hacen de nosotros.

El hombre vino al mundo para darle un sentido a la vida, a través de su libertad.