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miércoles, 7 de junio de 2023

Padlet Filosofía

Hecho con Padlet

domingo, 30 de abril de 2023

Una clase de filosofía

La semana pasada una alumna me pregunto: Profe, ¿por qué no usa celular? Me quedé pensando y le respondí: porque la herramienta de trabajo de un profesor de filosofía es la palabra, el lenguaje. La filosofía es una actividad dialógica que se entabla con los estudiantes a partir de un texto, un problema. Es necesario que nos comuniquemos cara a cara para poder construir nuestra subjetividad, nuestra comunidad, a partir de un pensamiento propio, crítico, reflexivo. ¿Si no hay diálogo, conversación, discusión, debate que nos depara nuestra humanidad? Es una obligación que tenemos de pensar, problematizar las cosas que nos aquejan. Si no pensamos el presente ¿qué futuro le dejamos a las generaciones venideras? En la comunicación humana no solo hay palabras, hay gestos, señales no verbales que nos ayudan a comprender que le pasa al otro. El lenguaje no solo ordena nuestro pensamiento, también expresa nuestros sentimientos emociones. Incluso a veces los silencios también hablan, dicen cosas. Pero profe (volvió a insistir mi alumna) hoy si no usas celular no existís. Bueno, puede ser, le respondí… tal vez, para la sociedad en la que vivimos sea una necesidad. Una necesidad es para el sistema capitalista, que solo le interesa que seamos fieles consumidores y que pensemos solo lo que el sistema quiere que pensemos. En tu celular está todo pensando. Hay una inteligencia artificial que piensa por vos. Yo todavía creo que puedo seguir pensando por mí mismo, sin necesidad de dejarme manipular por el mercado que cada vez que busco algo por internet, me salen mil publicidades que me indican lo que tengo que comprar. Todavía sigo resistiendo ese embate y pensando que la filosofía es la herramienta para preguntarnos, cuestionarnos cosas, seguir ilusionándonos en un mundo nuevo en el que el ser humano pueda convivir armónicamente con la naturaleza y los demás seres vivos, en que debemos cuidar la única casa que todos tenemos en común que es nuestro planeta. Mientras hablaba, algunos se interesaban en lo que les decía, otros seguían inmersos en su mundo virtual, pero seguí insistiendo… Bueno, a mí la filosofía me sirve para leer, para no perder el hábito de la lectura y la escritura, además de seguir aprendiendo, también aprendo mucho de ustedes. Incluso, como profesor necesito seguir capacitándome. Por ejemplo, haciendo un curso sobre Saberes y prácticas para una Educación Ambiental crítica, aprendí un concepto nuevo que nunca antes había escuchado de Antropoceno. ¿Antropoceno? ¿y qué es eso profe? Bueno es un nuevo término que utiliza la epistemología para definir una nueva época o era geológica que comenzó en el año 1785 con el surgimiento de la primera Revolución Industrial y dura hasta nuestros días y está marcada por el impacto que produce el ser humano en el ambiente a partir de la masa de basura que genera y que hoy supera la masa de los seres vivos. La masa de basura hace referencia a la cantidad de plástico, cemento en edificios de las megaciudades, coches, ropa, vidrio, etc. Todo esto está alterando el clima y la biodiversidad del planeta. ¿hasta cuándo vamos a seguir contaminando el planeta?. Y si profe tiene razón lo que dice, respondieron algunos otros que se fueron sumando y empezaron a debatir entre ellos. Hice silencio y dejé que discutieran hasta que el timbre dio por finalizada la clase. “La filosofía está dormida en nuestro cuerpo y se despierta cuando nos preguntamos por nuestro Ser”, nos decía Heidegger.

miércoles, 29 de marzo de 2023

DYSPHORIA MUNDI

En el transcurso de los días pasados seguí muy atentamente el conflicto que existe en Francia. como consecuencia de una reforma laboral propuesta por Macrón. En una de las entrevistas que DW (televisión alemana) le hizo a un estudiante universitario que adhería al paro (que tiene en vilo desde hace un par de semanas a toda Francia), decía que en realidad se oponían a la reforma laboral porque los franceses querían trabajar menos horas para dedicarle más tiempo de ocio, tener tiempo libre para hacer lo que les gustaba y disfrutar más de la vida. Cuando escuché este informe comencé a reír y me dije: “¡eso siempre es lo que pensé!”; qué importante es tener tiempo libre para hacer lo que me gusta: andar en bicicleta, salir a caminar, disfrutar de la familia, estudiar, leer, escribir. Algunas de las tantas cosas que me gustan hacer. Y este fin de semana de un viernes feriado aproveché a leer un libro de un filósofo español, Paul Beatriz Preciado, que se llama Dysphoria Mundi. La disforía es un concepto psiquiátrico que hace referencia a un malestar o desarreglo en las emociones que provoca sensaciones desagradables, tristeza, ansiedad, angustia, impotencia, violencia contra sí mismo, abulia, insomnio, irritabilidad, trastornos obsesivos compulsivos, fobias, pánico, tentativas de suicidio, etc. Según este filósofo es la disforia una aflicción, flagelo social que afecta a toda la humanidad, como consecuencia de la sociedad en la que vivimos. A partir del siglo XVI surge el capitalismo como forma de organización social y económica de la burguesía y su triunfo en la Revolución Industrial y la Revolución Francesa, que se fuere desarrollando desde hace siglos hasta nuestros días y agravado a partir de la caída del Muro de Berlín, la globalización como capitalismo mundial. Me encanta cuando leo un nuevo libro poder incorporar conceptos y en este texto aprendí este que quiero contarles. 1) Sociedad fármaco-técno-pornográfico. ¿qué nos querrá decir todo esto? Me pregunté y ansioso comencé a leer intensamente para poder entenderlo. ¡qué loco! Fármaco porque es una humanidad adicta a toda forma de hedonismo, de placer rápido que lo aleje de ese malestar que provoca esa angustia existencial por el solo hecho de vivir, y para ello cualquier producto, mercancía viene bien para consumir. Lo técno, hoy el uso de las tecnologías de información y comunicación se han vuelto una heroína virtual. Las redes sociales (Twitter, Instagram, Facebook, Tic Toc) y los medios de comunicación son necesidades que nos convierten en adictos consumidores de cosas y tiempo que podríamos utilizar para hacer otras cosas. Pornográfica es la publicidad que se vale del instinto más básico del ser humano que es la sexualidad. La publicidad y la propaganda televisiva está llena de mensajes subliminales que nos erotizan para invitarnos a seguir consumiendo, porque al sistema solo le importa que seamos voraces consumidores. 2) Capitalismo petro-sexo-racial. Petro, hace referencia al uso del petróleo como energía para hacer funcionar el sistema capitalista mundial, su uso indiscriminado está agotando sus reservas, pero además trajo aparejado los grandes problemas ecológicos que hoy padece nuestro planeta: calentamiento global, contaminación, extinción de especies vegetales y animales, enfermedades, etc. Lo sexual alude al pensamiento binario reducto de un patriarcado monogámico que hoy trae aparejado la cuestión de género, la discriminación, el odio, el femicidio, el feminicidio, la violencia sexual, etc. Este pensamiento bien occidental de “Aquello que es, es. Aquello que no es, no es”, siendo útil para disgregar, desunir, desintegrar, estigmatizar, estereotipar, discriminar. Por último, lo racial, hace mención al capitalismo colonial que se expandió desde Europa por todo el mundo y donde ese modelo cultural de hombre blanco, eurocéntrico, racional, burgués, cristiano que se impuso como una “raza superior”, que sometió, sojuzgó, avasalló a todos habitantes del mundo por considerarse superiores, apropiándose y rapiñando los recursos naturales de nuestro planeta. La verdad que esta visión, esta concepción, estas ideas, me desacomodaron, me sacudieron bastante, jamás se me hubiese ocurrido pensar de esta manera, con ese maravilloso poder de síntesis Y bueno de eso se trata el ocio, el tiempo libre para hacer lo que nos gusta, en este caso hacer filosofía para enroscarnos las neuronas pensado los grandes problemas fundamentales de nuestra humanidad que nos motivan, nos aquejan y nos interpelan.

lunes, 23 de enero de 2023

El fascinante cielo

En las noches de verano Berderienses, mientras se cocina un rico asado en el horno de barro y con una cerveza bien fría o vinito tinto en mano, es un buen momento para levantar la cabeza y contemplar el maravilloso cielo que tenemos y poder ordenar ese cosmos en medio del caos universal en el que vivimos. En mi memoria siempre afloran cinco momentos que siempre recuerdo: el primero son las noches de verano de mi infancia allá en el campo de La Invencible o El Rincón, solíamos dormir con mi viejo Mateo arriba de la cabina del camión y mirábamos el cielo y en él imaginábamos figuras monstruosas, que el viejo inventaba cuentos para que me pudiera dormir en la frescura de una noche de verano en el campo. El segundo, en mi época de estudiante en Buenos Aires, en las noches primaverales salía a caminar o andar en Bicicleta. Una de ellas, caminando por la plaza del Centro Cultural de Recoleta, había un señor con un Telescopio y luego de contemplar por primera vez a través del ocular a la Luna, Saturno y Júpiter, comencé un diálogo informativo que me llenó de interrogantes para comenzar a prestarle atención a nuestro cielo. El tercero, fue en unos de mis viajes, haciendo cicloturismo en bicibleta por la Provincia de San Juan, cuando durmiendo a la intemperie en una noche sin luna, en Valdecitos, a 17 km., de Ischigualasto, el Valle de la Luna. Allí quedé alucinado con la cantidad de estrellas que titilaban en la Vía Láctea. El cuarto, me encontraba viviendo en Bolzano, Italia, el 11 de agosto de 1999, siendo las 12,50 hs., el día durante 45 minutos se convirtió en noche, a causa de un eclipse total de sol. Quedé estupefacto y recordé a Néstor Cordero, un filósofo argentino, que le puso fecha de nacimiento a la filosofía, con el primer eclipse de sol pronosticado por Tales de Mileto, el 26 de mayo del 585 a.C., a las 13,25. Y por último, el quinto momento, cuando con Fedra nos fuimos a vivir a Berdier, nuestro lugar en el mundo, allí, sus noches me motivaron para comprar mi primer telescopio para poder observar el maravilloso cielo nocturno. El cielo es una fuente inagotable de conocimiento, en el que todavía sigo descubriendo en él, nuevas constelaciones, puedo ver las diferentes lunas, unos pocos eclipses, cometas, estrellas fugaces. Etc. Son esas pequeñas gratificaciones que te da la vida, disfrutar de la naturaleza, de la familia, de una buena comida, de un rico habano y un buen vino tinto. Es darle sentido a la vida para poder disfrutarla. https://www.youtube.com/watch?v=mDOcE54oaCY https://www.facebook.com/media/set/?set=a.10222062277293363&type=3

Un prólogo para un libro

Anoche soñé que íbamos caminando con mi tío Emilio, por una calle del microcentro de Buenos Aires. A mitad de cuadra, un señor calvo nos preguntó. ¿qué van a hacer cuando lleguen a la esquina? Le respondí: seguir caminando. Tal vez crucemos la calle y seguiremos en el mismo sentido al que nos dirigimos; tal vez doblemos en la esquina, tal vez retrocedamos por dónde venimos. No sé, le respondí. Busqué una respuesta al mejor estilo Freudiano, una interpretación al sueño. Lo relacioné con un texto que estoy escribiendo: "El sendero de la vida". Y de eso se trata, de ir haciendo camino, de la autopista por la que vamos atravesando el viaje. A veces vamos rápido, a veces debemos bajar la velocidad por algún percance que ocurre en el camino, a veces debemos ir por la colectora sorteando obstáculos, otras detenernos en el peaje o parar a descansar, hacer una pausa. Y de eso se trata el transcurrir de la vida. Ya casi entrando en la década de los sesenta, uno va haciendo una autoevaluación, un balance de lo positivo y negativo de la vida, de los logros y de las frustraciones, de los golpes, las caídas que dejaron heridas. De las utopías y distopías. El pensamiento es como nuestro cuerpo, va cambiando a medida que va pasando el tiempo. Mis utopías de los veintes, de querer cambiar el mundo, se fueron aburguesando, uno se va conformando con lo mucho o poco que tiene. Van surgiendo recuerdos de la infancia, la adolescencia, la familia, amigos, amores, época de estudiante, de viajes, de libros leídos que uno va recapitulando. Al fin y al cabo, historias de vida. Solo mediante la capacidad de utilizar el pasado para la vida, y de transformar de nuevo lo acontecido en la historia, el ser llega a ser humano. Es posible vivir casi sin recuerdos y vivir siendo feliz, pero es absolutamente imposible vivir sin olvidar. El exceso de olvido histórico perjudica a cada individuo, pueblo o cultura. Es por eso que me tomé el atrevimiento de hacer fluir mis recuerdos que están fijados, sujetados en mi memoria y cada tanto en momentos especiales salen hacia afuera para hacerlos consciente y revivir el pasado, de aquellos tiempos lejanos que formaron mi ser, llenándolos de experiencias, saberes, conocimientos. La Filosofía no tiene por qué ser un pensamiento de académicos, cualquiera de nosotros lo puede hacer, simplemente haciéndose esta pregunta tan simple como el saber quiénes somos, como lo hacemos cuando somos niños. Aludo a un libro que decía que la mejor Filosofía es la que nace en “las voces de la calle ", como dice Joan Manuel Serrat, la que recogemos de la vida cotidiana. Para pensar en profundidad (y eso es en definitiva filosofar) no necesito más que reflexionar sobre lo que me rodea cotidianamente, y eso que me rodea puede ser la gente común con sus problemas, sus opiniones, sus preguntas, sus incertidumbres, sus frustraciones. Aprendemos a vivir viviendo, aprendemos a caminar caminando, aprenderemos a filosofar filosofando. Así es la historia que les quiero contar. Debemos rebelarnos y luchar contra lo que se nos transmitió por herencia, contra lo innato y lo adquirido por la educación, hasta crear un nuevo hábito, un instinto nuevo, una segunda naturaleza, de modo que la primera (que es el resultado de ese acervo hereditario y viene configurada por costumbres y hábitos inveterados, arraigados) sea desplazada y suplantada por ésta. Las propias, la de cada uno de nosotros que se anime a poder contar su propia historia. Y qué mejor que contarla uno mismo, desde su propia cosmovisión, ese mundo de experiencias vividas acumuladas durante el transcurso de la vida. No pienso trascender más allá de lo que soy, simplemente quiero dejarles a mis futuras generaciones venideras una historia escrita contada por un tipo simple, sencillo, que vivió la vida como pudo, de la mejor manera, sin perjudicar a nadie, sincero consigo mismo, leal a sus convicciones; que perteneció a una familia de esfuerzo, de laburo, en donde aprendió a no ser hipócrita. Todos los objetivos que nos proponemos en la vida se logran con esfuerzo, nada viene de arriba. Consciente de que de esta vida no te llevas nada material, que todo lo que construís queda acá, para los que vienen atrás en esta carrera contra el tiempo que nos toca vivir. De eso se trata nada más de eso de contar una historia en primera persona.

jueves, 15 de diciembre de 2022

La infame razón Aristotélica

Desde hace un tiempo prolongado escuchamos por los medios de comunicación hablar permanentemente de la “grieta” Y ¿Qué es la grieta? La fragmentación binaria y maniquea de la sociedad en dos polos opuestos que se rechazan. Para poder entender este fenómeno mediático actual que nos tiene saturados, debemos remitirnos a la filosofía de Aristóteles, “lo que es, es; lo que no es, no es”. Vivimos en un mundo convulsionado donde todo parece ser blanco y negro. El ser humano necesita percibir las cosas como parte separadas que necesitan ser organizadas en un todo significativo. Cada uno está separado, cada uno es y percibe al resto como un cúmulo de otros y se embarca en el ordenamiento del todo y llama a eso mundo. El mundo occidental tiene su origen en Grecia y Roma, heredamos la cultura europea greco-romana y la tradición judeocristiana, el mundo de los pecadores que probaron el fruto del árbol del conocimiento del Bien y del Mal, está compuesto así, por luces y sombras alto y bajo, sensible inteligible, dentro y fuera, ser y no ser. Todo nuestro pensamiento es producto de la razón o Logos, que es el instrumento humano encargado de separar, juntar, medir, calcular, es lo que posibilita el análisis y la síntesis, el todo y cada una de sus partes. Necesitamos ordenar el mundo, pensar y hablar de modo ordenado. Y de eso se trata la lógica. Creamos un discurso que atraviesa las cosas y las mentes, el adentro y el afuera, el yo y lo otro diferente. La infame razón Aristotélica opera según determinados principios, los propios, que, como concuerdan con la realidad, creemos conocerlo todo. Los cuatro principios con los que Aristóteles ordena la lógica son: 1) El principio de identidad: A es A o lo que es, es. Solo podemos pensar una cosa y conocerla si mantiene su propia identidad. 2) El principio de no contradicción: A es A y es imposible que al mismo tiempo y en la misma relación, sea no A. Es imposible que mi perra Roma, sea de raza labradora y no sea una perra labradora al mismo tiempo. Afirmar y negar una cosa al mismo tiempo y en la misma relación genera una negación mutua y, por lo tanto, una mutua destrucción, su inexistencia. 3) El principio del tercero excluido: A es X o A no es X, no hay una tercera posibilidad. Esta mujer es mi esposa o no es mi esposa, obliga a escoger una sola opción como verdadera. O es correcto o no es correcto. 4) El principio de la razón suficiente: dado A, necesariamente se dará B. Todo lo que existe o todo lo que sucede tiene una razón, causa o motivo. Esto significa que la razón no admite el azar. Toda persona cuando nace pasa por un proceso de educación, aprende a sonreír, hablar, caminar, a reconocerse, aprende lo bello y lo bueno. Este proceso de volverse humano está basado en estos cuatro principios. Esto es lo normal. La lógica Aristotélica organiza el pensamiento occidental. La forma en que pensamos, construimos nuestras ideas, juzgamos, tomamos decisiones, todo está sometido a estos principios de la razón. Lo normal, la vigilia, la conciencia, la vida, las ciencias, el lenguaje y los saberes, todo está regido por el logos. En el contexto de la razón occidental comprendemos y clasificación a través de un sistema binario juntando, separando, incluyendo, excluyendo. Educamos a los chicos, desde el nivel inicial a través de juegos educativos a reconocer semejanzas y diferencias, seriar, clasificar. Los educamos para la no contradicción, aún antes de que puedan hablar. Y así sucede durante toda la vida escolar, inducidos a asimilar la lógica de los “civilizados occidentales”. Todo es blanco-negro, bueno-malo, lindo-feo, masculino-femenino, subjetivo-objetivo, universal-singular, racional-emocional, abstracto-concreto, mente-cuerpo, cristianos-ateos, federales-unitarios, peronistas-antiperonistas, kirchnerismo-antikirchnerismo. Por suerte, todo lo que ordeno Aristóteles, Nietzsche lo desordenó, su filosofía vino a sospechar de la razón y a ponerla en duda, deconstruyendo todo lo que la filosofía tradicional durante siglos vino construyendo El arte puede confundir o negar estos principios, por eso el loco, el niño, el salvaje, el delincuente, el ignorante, el viejo, pueden vivir temporaria o permanentemente exentos de estos principios. ¿Será posible pensar un mundo sin la lógica de la razón?

Aprendizajes significativos

En tiempos de concurrencia a escuelas vacías de alumnos en período de intensificación de la enseñanza, en que a pesar del malestar que produce estar solo en un aula, es un buen momento para reflexionar sobre la educación que tenemos y queremos. El ocio es un tiempo para la lectura y escritura y encontré entre los muchos textos de astronomía que me fascinan leer, un libro que se llama Didáctica de la Astronomía. La contemplación del cielo dio origen a la filosofía, allá por el 585 a.C., cuando Tales de Mileto era considerado un tonto, por caminar con la cabeza mirando hacia el cielo y no ver los pozos u obstáculos que había en la tierra. A pesar de su mala reputación de este señor después de 2500 años, todavía seguimos hablando de él. En este libro encontré el significado que le damos en educación al Aprendizaje significativo, un concepto del psicólogo D. Ausubel en su obra Psicología educativa. La propuesta de Ausubel, presenta una clara concepción sobre el aprendizaje (y consecuentemente sobre lo que debería ser la enseñanza): un proceso de reconstrucción y resignificación de los conocimientos, en el cual quien aprende es el foco de la atención. Cuando esto sucede, se ha aprendido significativamente, sin la cual no se llegaría al proceso de resignificación: los materiales a trabajar deben ser “lógicamente significativos” (su estructura lógica interna); “psicológicamente significativos” (adecuados a la edad y maduración de quien aprende), y debe existir la “disposición para aprender” (aprender es un acto voluntario, de compromiso y acción por parte del aprendiz, cualquiera sea su edad). Podemos aprender de todo, en forma significativa y durante toda la vida. No existe ningún tipo de restricción a que en cualquier momento de nuestras vidas podamos construir aprendizajes significativos. Del mismo modo, es posible afirmar que todos los conceptos, sin excepción, pueden ser enseñados y aprendidos, desde la infancia hasta la vejez. Sin embargo, la profundidad, la abstracción, los tiempos, etc., deben ser adecuados a cada grupo de aprendices, para lo cual es indispensable generar acciones didácticas específicas diferenciadas. Respetar a quien aprende. Debemos de tener en cuenta a quienes están aprendiendo, no solo desde lo psicológico, sino, también, desde los intereses de cada uno, desde la cultura de pertenencia y las cosmovisiones asociadas, desde las ideas previas y obstáculos epistemológicos surgidos durante la historia educacional y las experiencias de vida, etc. Enseñar respetando a quien aprende, es importante considerar los diferentes tiempos propios de cada persona: el tiempo psicológico y el tiempo necesario para madurar lo aprendido. Aprender en forma significativa requiere de un cierto tiempo, idiosincrático, y de un diálogo interno entre lo aprendido y lo vivido, un proceso que posibilita transformar en significativo lo que de otra manera sería simplemente un aprendizaje fácilmente olvidable. Por ejemplo, desde la astronomía debemos incorporar al tiempo interior el ritmo de las estaciones del año, dándole especial importancia a la vivencia de los solsticios y equinoccios, a la observación de los cambios de la luz y la sombra, a las regularidades espaciales y temporales, a los cambios en la posición del Sol día tras día en el cielo, así como, también, a través de comprender de qué manera las culturas antiguas transformaron estos momentos en festividades, rituales e hitos en el espacio de su comunidad y en el tiempo de su historia. El reconocimiento del lugar donde vivimos en su relación con el cielo. Parte importante de la construcción de nuestra identidad es reconocer el lugar geográfico donde vivimos y, por consiguiente, el cielo que podemos ver, disfrutando, además, en este proceso de la belleza de lo cotidiano (cambios estacionales en los colores del entorno, la unión del cielo y la tierra a partir de sucesos como ver salir la Luna en la montaña o una puesta de Sol detrás de los árboles). Nuestro lugar en el mundo es único y propio, y el cielo puede ayudarnos a comprender sus características a través de actividades como: reconocer y dibujar el horizonte del lugar de observación, determinar las líneas E-O y N-S, llevar registro de salidas y puestas del Sol, de la Luna y de algunas estrellas y planetas en forma sistemática, del reconocimiento de rituales, construcciones, mitologías y constelaciones de pueblos originarios del lugar donde vivimos, etc. En este proceso, incorporar a la familia para compartir las actividades de observación del cielo y trabajar sobre la comunidad educativa en general en la identificación y puesta en valor de sus orígenes, es otro de los aspectos que posibilitarían una sustancial mejora en la relación de cada uno y de todos con el cielo. Para aprender, es necesario ser capaces de imaginar: situaciones, objetos, procesos, etc. Y la imaginación (que no es fantasía) también debe educarse. Así, la observación del mundo natural, acompañada por la imaginación, nos permitirá luego comenzar a interpretar fenómenos, a representarlos en forma cada vez más abstracta, y a comunicarnos luego compartiendo lo aprehendido. La Astronomía nos ayuda a comprender el mundo natural y de qué manera funciona una de las actividades más importantes de los últimos siglos en cuanto a la construcción de conocimiento asociado a la naturaleza: la Ciencia Natural. La Educación es una tarea compleja y debe ser realizada en forma solidaria y compartida, estableciendo un trabajo interdisciplinario en conjunto entre quienes hemos elegido ser educadores. Qué bueno sería que nuestro sistema educativo incorporara en sus diseños curriculares la enseñanza de Astronomía y Filosofía, desde la niñez, para comprender la inmensidad del universo y lo pequeño e insignificante que somos en el mundo en el que vivimos. Qué lejos estamos de una educación significativa. ¿No?

sábado, 29 de mayo de 2021

 

ARQUEOLOGÍA DEL SABER.


Foucault, caracterizado como el filósofo del poder, teniendo como punto de partida a Nietzsche y Heidegger, propone un cambio fundamental en la filosofía contemporánea en cuanto a la interpretación tradicional del conocimiento. Comienza a hablar de “Arqueología del saber”, reemplazando a “teorías del conocimiento”.

La arqueología no se preocupa de conocer las “cosas en sí”. No hay teorías del conocimiento. Hace una profunda crítica al conocimiento.

La arqueología utiliza un instrumento que lo denomina “análisis de los discursos”, reestructurando y analizando tres nociones, conceptos o aspectos: el conocimiento, el saber y la verdad.

a)   El discurso. A Foucault no le interesa como se manifiesta la cosa, es “algo”, es un material incorpóreo, una relación entre los enunciados. Al discurso se lo reconoce por sus efectos que tienen significación (el discurso es cualquier cosa provista de significado). Efecto de exclusión: (siempre queda algo afuera de lo que quiero decir) Efecto de dominación: (los discursos imponen criterios y se establecen relaciones asimétricas en distintos órdenes). No se habla de cómo se ve, sino como se explica. Lo único que cuenta es lo que se dice. Más allá del discurso no hay nada, por lo tanto, quien elabora el discurso dominante organiza una aprehensión de lo inteligible. Organiza una manera de entender lo que pasa.

b)   El saber. El tema de la arqueología es el saber, que se busca acceder a través del análisis del discurso. El saber se entiende dentro de un contexto en el que se dice, como un complejo de elementos discursivos (enunciados, relaciones entre enunciados) y no discursivos (prácticas instituciones, sociales e ideológicas). El saber no es lo mismo que conocer o “lo que se conoce”.. entendido como un complejo de elementos discursivos, el saber es generador de una práctica ejercitada al nivel de los discursos. La elaboración del discurso es una manera de entender el mundo y las cosas. Las prácticas discursivas son dinámicas e históricas, el saber es la forma en que se entiende el mundo en cada momento histórico; es una construcción histórica generada a partir de los discursos, donde se reorganiza la experiencia que es aquello que se conoce o que puede conocerse, o de acuerdo al principio de exclusión aquel conocimiento que no se quiere conocer. Por lo tanto, todo conocimiento está subordinado, condicionado por el saber.

c)   El conocimiento es un tipo de violencia ejercida sobre las cosas. ¿Por qué es un tipo de violencia? Porque el discurso fuerza o condiciona a las cosas a ser del modo en que el discurso dominante las organiza. El efecto que el discurso produce sobre el conocimiento y su objeto real no existe identidad ni semejanza. Esta postura rechaza la idea del conocimiento como representación o como reproducción del objeto en el sujeto. El conocimiento no tiene referencia en la realidad exterior. El conocimiento está subordinado al saber. Conocer es producir las condiciones para comprender las cosas. El discurso genera un conjunto de reglas que posibilitan la aparición de lo cognoscible. El discurso impone reglas que él mismo produce, para poder entender lo que ocurre. El conocimiento es una producción cultural, por lo tanto, lo que se conoce no es estable o eterno. Conocer, entonces, es lo que la cosa se deje decir, se explicite a sí misma a través, del saber histórico. En síntesis, el conocimiento es un sistema práctico e ideológico de apropiación de conceptos y enunciados dentro de un saber.

d)   La verdad. La verdad deja de ser la adecuación entre el intelecto y el objeto. La verdad es una construcción, un objeto, que incluye una práctica social y el ejercicio de poder.

En síntesis, en Foucault la Arqueología del saber pretende ser una actividad orientada a exhibir la eficacia del discurso dentro del conjunto de prácticas sociales realizadas en el eje “discurso-saber-poder”.

El conocimiento queda subordinado al saber, es un producto de la actividad discursiva y se constituye en un sistema de apropiación del mundo cuya táctica está orientada a permitir un determinado dominio social a través de la construcción de la verdad.




sábado, 24 de abril de 2021

¿Filosofar acerca de la filosofía?

 


Hoy más que nunca, no sólo tiene sentido la filosofía, sino que además debemos agregar, es necesaria. En un mundo donde parece perderse el deseo de saber, de escudriñar las cosas y cuando cada vez es más evidente que el amor por la lectura no resulta ser como en el pasado, entonces, qué bien haría a todos ejercitar el saber filosófico como quien se ejercita físicamente para sí, mantenerse en forma; qué mejor manera de mantener adecuadamente los signos vitales del intelecto que, leyendo con juicio crítico un buen libro que no sea bueno sólo porque tiene un costo económico o porque tiene un título seductor, sino porque resulta ser edificante para el espíritu y para el desarrollo de todas las capacidades mentales. La lectura acrecienta, a no dudarlo, el cuestionamiento, favorece la capacidad de análisis y posibilita la autocrítica.

Si se lograra al menos de manera general, comprender y ejercitar uno de los propósitos de la filosofía, se estará en camino al conocimiento, y esto, cualquiera que tenga voluntad para lograrlo, bien lo puede alcanzar. No tiene capacidad de saber y conocer solamente quien estudia formal y académicamente. Con frecuencia mezclamos conceptos y realidades; con facilidad asombrosa caemos en la trampa ingenua de qué si alguien ostenta mucha formación académica, es que “sabe”, cuando en realidad, ninguna universidad certifica conocimientos; los centros de estudio tan solo certifican estudios.


A la realidad descrita anteriormente, se añade el hecho de que la graduación universitaria no debe considerarse nunca el final feliz de una carrera, la cual, pasó más por la angustia y el estrés del estudio que por el disfrute de haber aprendido algo nuevo cada día; constituye más bien el comienzo de una vivencia plena de lo que se estudió y un compromiso por continuar hurgando en las fuentes de conocimiento más cercanas que son los libros, y en este sentido la filosofía es un apoyo ineludible para cualquier persona que “padece” de esa dichosa sed de saber, por cuanto ella posibilita la obtención de un juicio crítico de la realidad, enriquece el vocabulario y permite reivindicar el conocimiento en detrimento de la ignorancia. No es que la filosofía tenga la solución a todos los problemas existenciales, al contrario, ella misma es una pregunta de carácter existencial, pero en esa incesante actividad del cuestionamiento se pueden hallar posibles respuestas a las inquietudes intelectuales. La filosofía es una de las innumerables posibilidades que tiene el ser humano para entender su entorno físico y su realidad metafísica; de ser esto así, es casi una imperiosa obligación la que tiene el hombre de cuestionarse todo cuanto sea posible; por tal motivo, no se encuentra mejor forma de concluir que, afirmando: ¡Hoy, más que nunca se debe filosofar!

lunes, 8 de febrero de 2021

La voz de los sin voz. 

Introducción

Durante el transcurrir de este año 2018, en la materia EDI, del 4to. Año del Profesorado de filosofía, desarrollamos el módulo sobre, CLASE-RAZA-GÈNERO. En las temáticas trabajadas sobre la problemática indígena de nuestro país, vimos una película documental denominada: “Octubre Pilagá” (Relatos sobre el silencio). Una conmovedora y angustiosa historia ocurrida en el año 1947, en la Provincia de Formosa, donde el pueblo Pilagá, fuere perseguido, masacrado, fusilado por la Gendarmería Nacional y cautivo en una reducción de tierras fiscales, siendo luego sus sobrevivientes sometidos y explotados para el trabajo del algodón y la caña de azúcar. Un genocidio más silenciado contra los pueblos originarios de Argentina. Teniendo como punto de partida este acontecimiento histórico, el siguiente trabajo consistirá en un análisis sobre la problemática indígena de nuestro país, atravesada por diferentes políticas públicas aplicadas por el Estado Argentino, cuya visión etnocéntrica dicotómica civilización o barbarie-salvajismo, tuvo un único objetivo, la apropiación de territorios indígenas abundantes en recursos naturales y la utilización de mano de obra barata para el desarrollo de empresas agropecuarias. 

Una historia sin fin. 

Hace aproximadamente unos 30 mil años, grupos humanos emprendieron el desafío de atravesar el mar congelado del Estrecho de Bering, llegando al continente americano. Estos grupos nómades se fueron esparciendo por todo el continente, desde Alaska hasta Ushuaia, fundaron pueblos con un cierto grado de desarrollo que le permitieron prosperar en diferentes condiciones geográficas. Durante el transcurso del siglo XV, Europa había alcanzado un nivel de desarrollo científico y tecnológico, que les permitió salir en busca de nuevas aventuras por el mundo. Por error Cristóbal Colón llegó a América y desde 1492, hasta hoy, este “descubrimiento” de los europeos, llevó a los pueblos originarios de América al borde su extinción. Persecuciones, torturas, muertes, explotación laboral, enfermedades, robo, violaciones fueron algunas de las atrocidades que el europeo cometió en el continente. Las colonias españolas en América permitieron el triunfo de la burguesía europea, cuya máxima expresión fueron: la revoluciones industrial y Francesa; dando inicio al nuevo orden mundial denominado capitalismo. Este sistema económico, político y social se expandió por el mundo en busca de recursos naturales y mano de obra barata para desarrollar sus industrias y América quedó a merced de estos intereses. A comienzos del siglo XIX, esas ideas burguesas libertarias llegaron a América y dio inicio a la independencia de las colonias españolas, dando nacimiento a nuevos Estados Nacionales y entre ellos nuestro país. Argentina no fue ajena a lo que pasaba en el mundo, quería parecerse a la Europa Blanca civilizada y para ello debía apropiarse de territorios que todavía seguían en manos de los pueblos indígenas. Durante los últimos ciento cincuenta años, el Estado argentino ha entablado diversos tipos de vínculos con comunidades originarias a lo largo y a lo ancho del territorio, que modularon entre tratados y alianzas por la vía diplomática, y políticas de usurpación y desplazamientos territoriales mediante el ejercicio de la fuerza. Estos procesos han sido abordados por el campo historiográfico de forma disímil trayendo como correlato la elaboración de discursos instalados hegemónicamente, que supieron entender a estas sociedades muchas veces de forma acrítica y descontextualizada. En este marco, el abordaje de la cuestión indígena se presenta como un gran desafío desde el campo de la historia, pues requiere de una ardua revisión y un replanteo de miradas que permitan dar cuenta de la compleja y heterogénea dinámica entablada entre el Estado argentino – en sus diversas etapas– y las organizaciones político-étnicas de las comunidades indígenas. La campaña del desierto durante el gobierno de Bernardino Rivadavia en el año 1926, (cuyo brazo ejecutor fuera el Coronel Prusiano Rauch), inicia una política de Estado tendiente a ocupar territorios habitados por las poblaciones originarias y destinarlas a la ganadería y posteriormente a la agricultura. Todos los gobiernos que continuaron gobernando el país tuvieron el mismo objetivo. No hubo diferencias ideológicas en avanzar contra el desierto salvaje. Unitarios y federales, conservadores, radicales y peronistas, todos implementaron en diferentes épocas, políticas de Estado que posibilitaran apropiarse de los territorios indígenas con el objetivo de convertir a la Argentina en un país “agroexportador”, al servicio del capitalismo mundial. Sus protagonistas principales: Rivadavia, Rosas, Roca, Yrigoyen, Perón y los gobiernos sucesivos, tuvieron todos, la misma finalidad. En la actualidad, pareciera no haber cambiado nada. La desaparición y posterior muerte de Santiago Maldonado o el asesinato de Rafael Nahuel, ponen de manifiesto la vigencia de esta problemática que todavía no ha sido resuelta, las tierras siguen siendo ocupadas por blancos europeos (Benetton o Lewis), su brazo armado ejecutor la Gendarmería Nacional , y los pueblos originarios reclamando sus tierras que le fueren arrebatadas. 

Los Pilagá. 

El pueblo Pilagá (pit´laxá) habita desde siempre el centro de la provincia de Formosa y Chaco, es un pueblo indígena de la familia guaycurú que. Conviven el mismo espacio territorial con otras comunidades indígenas como los abipones, los mocovíes y los tobas (todos ellos grupos indígenas que vivían desde el siglo XVI, frente a lo que hoy es Asunción del Paraguay), fueron llamados “guaycurúes” por los guaraníes y “frentones” por los españoles (por la costumbre de raparse la parte delantera de la cabeza). Son entre 5000 y 9800 habitantes, que actualmente viven en 19 comunidades en el centro de la provincia de Formosa. Estas comunidades son: Ayo La Bomba, Barrio Qompí Juan Sosa (en Pozo del Tigre),Bartolomé de las Casas (compartida con los tobas),Cacique Coquero, Campo del Cielo, Colonia El Calaudillal, El Descanso, El Simbolar, Estanislao del Campo, Juan Bautista Alberdi, Kilómetro 14,La Línea, La Yolita o Ceferino Namuncurá, Laqtasatanyi, Pozo de los Chanchos, Pozo Molina, Pozo Navagan, San Martín, Sánchez Ibarreta. En sus épocas felices fueron cazadores y recolectores de frutos del algarrobo, del chañar, del mistol, de la tuna y del molle, de los higos de tuna, pequeños ananás silvestres, porotos de monte, raíces y cogollos de palmera, y han practicado el cultivo del suelo. Pero actualmente son explotados en la zafra del algodón y otros cultivos, o los utilizan como hacheros o realizan artesanías típicas como tejidos, tallas de madera (en carandillo y chaguar) y cestería las cuales venden para ayudar a su humilde subsistencia. Algunos privilegiados practican la agricultura y la ganadería (crían cabras y ovejas), además de aprovechar los frutos del monte como base de su alimentación. Todos ellos solo tienen acceso al agua “potable” por medio de la recolección de agua de lluvia o de lagos o ríos cercanos, que se encuentran contaminados. Este pueblo originario luchó muchísimo por lograr que le reconozcan sus derechos, no solo como pueblo sino también como personas. 

Octubre Pilagá. 

En el año 2006, se ordenó el allanamiento de las instalaciones del Escuadrón de Gendarmería de Las Lomitas de esa provincia frente a la denuncia que afirmaba que allí se hallaban las fosas comunes con los restos de personas pertenecientes a miembros de esta comunidad, asesinados por la Gendarmería Nacional, en 1947. La Justicia comenzó la búsqueda y encontró restos de un cuerpo que podrían pertenecer a un integrante del pueblo originario. Mediante la recolección de datos y testimonios de sobrevivientes de la masacre, se realizó el rastreo por todo el área para dar con estos restos, logrando comprobar científicamente la veracidad de lo ocurrido: el fusilamiento de cientos de indígenas. Este hecho se ha mantenido oculto no solo desde el relato construido durante abril y octubre de 1947, que justificaba la presencia policial en la zona y armaba un imaginario de “indio peligroso” en el pueblo, sino también a partir del silencio y la negación por más de 60 años. Gracias a los testimonios de sobrevivientes, que aún residen en Las Lomitas, y del trabajo de un grupo interdisciplinario de arqueólogos, antropólogos y científicos en general, se fue reconstruyendo los acontecimientos, permitiendo hacer un trabajo de comparación y análisis con respecto a las razones que el Gobierno y la Gendarmería habían fundamentado para dar con la ofensiva. Además, Valeria Mapelman culminó en un libro y una película documental: “Octubre Pilagá-Relatos sobre el silencio”, donde se cuenta la masacre en “Rincón Bomba” en 1947 durante el gobierno del General Perón. Mapelman narra que, para mediados de 1947, segundo año del primer gobierno de Juan Domingo Perón, hacía ya más de medio siglo que en el Norte de Argentina, se había impuesto el régimen de colonias aborígenes (antes llamadas reducciones). Estas colonias eran fundamentales para el sistema de control de la población originaria sobreviviente del genocidio iniciado cuatrocientos años antes por los conquistadores españoles. Eran una versión renovada de las antiguas reducciones religiosas y estatales, y concentraban a miles de personas de distintos pueblos que el Estado argentino sometía al trabajo esclavo para satisfacer las necesidades de ingenios, algodonales y obrajes. El Ministerio del Interior era el organismo de gobierno que velaba por el buen funcionamiento del régimen de colonias. La policía y la Gendarmería Nacional, tenían a cargo el disciplinamiento y la represión. En 1947, los Pilagá que habían sobrevivido a sucesivas campañas de exterminio estaban siendo desplazados a tierras áridas o inundables. Aislados, y con su territorio reducido, no tenían otra salida que buscar trabajo en las industrias. La historia oficial siempre nos impuso la idea de desierto y en este caso en particular la de “desierto verde”, es una de las grandes mentiras construidas al servicio de la apropiación territorial y el control de la fuerza de trabajo, sirvió como fundamento al modelo colonizador en el que se fundó el estado argentino, un recurso eficaz para conquistar la pampa húmeda, la Patagonia y ahora el gran Chaco. El desierto verde era un inmenso espacio de bosques, ríos y tierra fértil destinada a la producción ganadera y agropecuaria; además de una población que se convertiría en mano de obra barata para las industrias. El Gran Chaco es un territorio que siempre estuvo en poder de las comunidades indígenas, cuya organización social, económica y política, fue totalmente diferente a la Argentina capitalista del siglo XIX, que veía a estos pueblos como salvajes al que había que “civilizar”, creando reducciones donde las familias eran encerradas para ser moldeadas como proletarios al servicio de la producción capitalista. 

10 de Octubre de 1947. 

En octubre del 1947, en La Bomba , un paraje cercano a Las Lomitas, unos dos mil Pilagá se habían reunido para recibir de boca del carismático Tonkiet (Luciano) la noticia sobre un Nuevo Dios, escrita en un libro hasta entonces desconocido para ellos: La Biblia. Las danzas y los tambores se mezclaron con los himnos bíblicos y resonaron durante muchas noches, y en el regimiento 18 de Gendarmería, distante a sólo un kilómetro del paraje comenzó a gestarse la represión planificada y ordenada por el Estado. La indisciplina tenía que cesar, la gente debía ser encerrada en un espacio controlado para ser enviada a trabajar. Aquella expresión de libertad cultural y religiosa podía ser contagiosa y el escarmiento no tardó en llegar. El día 10 de octubre, al caer la tarde, la Gendarmería Nacional apuntó sus armas contra la multitudinaria reunión, fusilando a cientos de personas. De acuerdo a los testimonios de los sobrevivientes, la matanza se extendió varios días. Después de los fusilamientos del día 10, se iniciaron las persecuciones de testigos a través de los montes, las mujeres sufrieron violaciones y hubo más fusilamientos en las comunidades cercanas. Muchos niños murieron por las heridas de bala. Muchos ancianos murieron vencidos por el cansancio y la sed, acorralados por las tropas que patrullaban el acceso a los arroyos. Los cadáveres no pudieron ser sepultados y continúan desaparecidos. Los sobrevivientes recuerdan las capturas y el encierro final. Los diarios de la época también informaron estos hechos aunque en forma muy distinta a lo que paso realmente. En esas noticias se les echa la culpa a los aborígenes de su propio genocidio: "Extraoficialmente, informamos a nuestros lectores que en la zona de Las Lomitas se habría producido un levantamiento de indios. Los revoltosos pertenecen a los llamados pilagás quienes, según las confusas noticias que tenemos, vienen bien previstos de armas... ya se habrían producido algunos encuentros, no se sabe si con los pobladores de la zona o tropas de la Gendarmería Nacional". (Diario "Norte", Formosa, pág.1, Col. 5).” "El viernes último, en horas de la tarde, en la localidad de Las Lomitas, Territorio de Formosa, se ha producido un levantamiento de indios pilagás, como consecuencia de un asalto que habrían realizado estos últimos contra vecinos de ese pueblo, lo que habría obligado a intervenir a las fuerzas de la Gendarmería Nacional allí destacadas". (Diario "El Intransigente", Salta, 12 de octubre de 1947, pág. 6, col.1-3).” "Días atrás se produjo en Las Lomitas, localidad del vecino territorio de Formosa, un levantamiento de 1.500 indios de las tribus pilagás existentes en esa zona. Fuerzas de Gendarmería Nacional debieron actual con energía para impedir que esa actitud acusara desgraciadas consecuencias, y el gobernador formoseño se vio precisado a concurrir al lugar de los sucesos para calmar a los indígenas sublevados". (Diario "El Territorio" de Resistencia, Chaco, en la pág. 3). "En las Lomitas se Produjo un Levantamiento de las Tribus de Indios Pilagás..” Informaciones procedentes de estación Las Lomitas hacen saber que en aquella zona se produjo un levantamiento de las tribus de indios pilagás. Las mismas noticias aseguran que tropas de la Gendarmería Nacional intervinieron inmediatamente para restablecer el orden. Se tiene conocimiento que están listos para partir hasta Las Lomitas, en caso necesario, efectivos del ejército destacados en la guarnición local". (Diario "La Prensa", domingo 12 de octubre de 1947 (Día de la Raza), página 13. Aquí vemos la complicidad de los medios de comunicación de aquella época haciendo alusión a la matanza en forma de que fueron los Pilagás los culpables de dicha masacre y no el gobierno. De esta manera hacen ver a los aborígenes como seres malvados e innecesarios para la sociedad, de tal forma que la gente apoye este genocidio, cosa que ha venido sucediendo desde épocas inmemorables y que, lamentablemente, aún hoy sigue pasando. Uno de los ejes fundamentales del libro es el cuestionamiento de los relatos oficiales, periodísticos y académicos que criminalizan a los originarios y justifican la represión. Al igual que en masacres anteriores como la de Fortín Yuncá (1919) y Napalpí (1924), la prensa cumple un rol funcional al poder político creando un “territorio salvaje y peligroso” para avanzar hacia la destrucción de los pueblos originarios, tergiversando los hechos para criminalizarlos, y luego silenciando para restablecer la calma y que el manto de silencio sepulte la masacre en el olvido. La noticia del “malón indio” una vez ocurrida la represión debía justificar las balas disparadas y la destrucción de pruebas. La academia acompañó las investigaciones realizadas en los años ‘70 en el Gran Chaco buscaron desde un discurso científico convertir a las víctimas en victimarios y se convirtió al monte en un escenario de guerra entre dos bandos, abonando una teoría de los dos demonios, al igual que la dictadura militar del 76, justificó los 30.000 desaparecidos. En su libro Argentina originaria, Darío Aranda, nos dice que los pueblos originarios tienen la historia en común con los blancos, con promesas incumplidas, intentos de sometimiento, muerte, despojos, resistencias. Desconfían del periodismo. Tienen experiencias de engaño, siempre a favor del político, el estanciero o empresario. Identifican a los medios de comunicación como aliado del poder de turno, socio del modelo extractivo que los acorrala, les quita alimentos, los condena. Los pueblos originarios no están en la agenda de los medios, se los niega o se los muestra como el pasado salvaje y cuando aparecen en los medios siempre son destinatarios de caridad, limosna, pero que nunca cuestionan la causa de su postergación histórica o se los muestra como un hecho folklórico, haciendo eje en su vestimentas, costumbres o comidas. Nunca los considera como sujetos de derechos y actores políticos y sociales con demandas legítimas y derechos incumplidos. Valeria Mapelman, en su libro Campañas militares, reducciones y masacres. Las practicas estatales sobre los pueblos originarios del Chaco, Historia de la crueldad argentina, nos dice: “la discriminación que sufren nuestros pueblos originarios es problema de todos, ya que ellos son los verdaderos “dueños” de esta tierra, ellos que con su lucha y su sacrificio, comenzaron a forjar los suelos de este país antes de la llegada de los españoles inclusive y que ahora, por el afán de conseguir las riquezas de las tierras que habitan, están siendo exterminados, no solo en el sentido literal de la palabra, sino que también se los elimina de la educación, de la cultura, de la salud y del pueblo argentino en general, como si ellos no formaran parte de esa “argentinidad” que poseemos o decimos poseer. Ellos nos necesitan, necesitan ser tratados como iguales, ya que lo son. Ellos, y nosotros, exigimos que se le respeten sus derechos de una vez y para siempre, así por fin pueden dar por terminada esta batalla que comenzó hace siglos atrás con la venida de esos barcos de bandera española que dijeron venir en son de paz. Porque así, como paso en un principio, que se cambiaban sus riquezas por espejitos de colores, ahora les están “cambiando “sus tierras por promesas que jamás cumplieron ni cumplirán Dejemos de explotar a nuestros hermanos y unámonos en su lucha para que puedan descansar finalmente en paz. Ya mucho han sufrido y es hora de que alguien les otorgue realmente lo que se merecen”. El libro Genocidio en América, cuyo autor Luciano Peñera, nos cuenta la defensa realizada por Bartolomé de las Casas, Fraile Dominico y Obispo de Chiapas acusando a los españoles del exterminio de 40 millones de indios, a partir de 1492. Dice: “...las bacterias y virus que traían los europeos, fueron los aliados más eficaces de los conquistadores. Los indios morían como moscas; sus organismos no oponían defensas ante las enfermedades nuevas, y los que sobrevivían quedaban debilitados e inútiles…”. “...De 70 millones de indios que eran, solo quedan 3 millones, un siglo y medio después...”. “...Entre 1503 y 1660 llegaron al puerto de Sevilla 185.000 kilos de oro y 16.000.000 de kilos de plata...”. “...La economía colonial estaba dirigida por los mercaderes, los dueños de las minas y los grandes propietarios de las tierras, quienes se repartían el usufructo de la mano de obra indígena bajo la mirada celosa y omnipresente de la Corona...”. “...Las minas exigían grandes desplazamientos y desarticulaban las unidades agrícolas comunitarias. No solo extinguían innumerables vidas a través del trabajo forzado sino que indirectamente abatían el sistema colectivo de cultivos...”. “...Desterrados en su propia tierra los indios de América fueron empujados hacia las zonas más pobres, las montañas áridas o en el fondo de los desiertos....”. “...Las matanzas de los indios que comenzaron con Colón nunca cesaron. En Uruguay y en la Argentina los indios fueron exterminados en el siglo pasado...”. “...El contacto con el hombre blanco sigue siendo para el indígena el contacto con la muerte. Sobre los Estados Unidos se carga hoy la responsabilidad del genocidio sobre la Amazonia...”. “...El genocidio de América ha sido el resultado o consecuencia final de las guerras de conquista de la cruzada de exterminio y de la política colonial de explotación en beneficio del capitalismo europeo en expansión. Al colonialismo europeo se lo hace principal responsable de aquel inmenso saqueo colonial que hizo posible el desarrollo del capitalismo europeo...”. “...La corona española aparece como su fiel colaboradora o instrumento en su continua política de la hipocresía legal y de intereses mercantilistas...”. “...En realidad la explotación de América benefició en mucha mayor medida a otros países europeos, especialmente a Gran Bretaña...”. 

Algunos comentarios interesantes al respecto. 

“Hicimos una búsqueda intensiva en el monte formoseño. En base a muchos testimonios confirmamos la ubicación de una fosa. Con autorización del juez, confirmamos los hallazgos. Los cuerpos estaban degradados por el tiempo y las condiciones climáticas. No es un cementerio porque los pilagás no hacían fosas colectivas y a sus muertos los enterraban en dos fosas”. En este caso, hay cráneos que sufrieron un estallido efectuado con proyectiles de alta velocidad. Fueron traídos muertos y se sospecha de miembros de la Gendarmería. Según testigos, los cuerpos fueron tirados en el lugar desde dos camiones. También hemos encontrado bulones que corresponden a los camiones de carga de aquella época” (Enrique Prueguer, Equipo Científico Forense, MARZO 2006) “En mis años nunca había llegado a informarme que había pasado en Rincón Bomba, esto ha estado muy oculto, no figura en la agenda de la historia que nos cuentan. Es necesario que se conozca en todos lados, en cada escuela, en cada pueblo del país” (Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora). “Pilagás. Un modelo de lo que dejó la llamada colonización para los pueblos originarios. Cuando quisieron defender lo suyo de los invasores, la solución occidental y cristiana: balazos, muerte, persecución. El bosque, la selva como último recurso, como último refugio. Pero el presente y el futuro les anuncia: hasta allí los van a perseguir, hasta de allí los van a expulsar con la palabra progreso. Irán a engrosar, como otros originarios, las villas miseria de las grandes ciudades del progreso. Todavía quedan entre ellos algunos ancianos que recuerdan la matanza sufrida en 1947 a manos de la Gendarmería Nacional. Rincón Bomba. En Formosa. A tiro limpio, los salvajes, los bárbaros, expresión de Julio Argentino Roca que quedó para siempre. Es que había que dejar libres las tierras para los inversores. Ahí está el futuro: las inversiones, no el cuidado de la naturaleza. Después de los tiros asesinos de la Gendarmería Nacional en 1947, llegó el progreso a manos llenas. Llenas para quienes obtuvieron las ganancias” (Osvaldo Bayer, historiador, 2010) “Yo escuché ametralladoras. Al monte nosotros en plena noche. No sabemos qué pasó con todos, con las tolderías...Antes ya habían muerto envenenados. Yo visto eso. Nos fuimos a Campo del Cielo (un poblado a 35 km de Lomitas). Muchos visto tirados, no sé si los enterraron. Nosotros queremos saber. Nos trataron muy mal. Gendarmería nos corrió de madrugada. Dormimos en el monte. En Campo del Cielo, Nicolás Curestes nos ayudó. Estaba en defensa de nosotros” (Alberto Navarrete, sobreviviente, 2008). “La Masacre de Rincón Bomba es un hecho que sucedió no hace mucho tempo. Sesenta y nueve años no son 500 años. Fue una masacre cometida por soldados argentinos contra indígenas que habitaban territorio argentino. Con las armas del Estado Nacional, masacraron a niños, hombres, mujeres y ancianos del Pueblo Pilagá. Y aún no tienen Justicia” (Francisco Nazar, Equipo Nacional de Pastoral Aborigen).

Conclusión. 

Parece que nada ha cambiado en la historia de nuestro país, pese la Reforma Constitucional de 1994, que en su artículo 75, inciso 17, donde se reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas y la posesión y propiedad de las tierras comunitarias o nuevas legislaciones como la Ley 26.160, que hace referencia a las comunidades indígenas y la creación del INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas) y la incorporación, de todos los Tratados de Derechos Humanos internacionales con jerarquía constitucional, que condena el racismo, la esclavitud, la tortura y pregona el respeto a la diversidad cultural. Hace nada más que un año, la muerte de Santiago Maldonado puso en evidencia esta problemática milenaria que todavía no está resuelta. Hoy, las comunidades originarias siguen reclamando sus derechos comunitarios. Algún día el Estado Argentino deberá realizar una reparación histórica por el padecimiento sufrido, lo peor del ser humano afloró, la agresividad en su máxima expresión se puso de manifiesto desde hace cinco siglos. La codicia del blanco por apropiarse de los territorios de América, el desarrollo del capitalismo culminó en el genocidio más grande de la historia de la humanidad de 50 millones de indios del que no tuvieron la posibilidad de defenderse frente a semejante atrocidad, no tuvieron un juicio justo como el de Nüremberg al pueblo judío; o el Nunca Más y juicio a las Juntas Militares por los 30 mil desaparecidos en Argentina. Por todas estas razones, además de haber participado del “Foro Internacional Indígena sobre Biodiversidad”, realizado en Buenos Aires, en 1997, y haber comprendido a los pueblos originarios en su pensamiento y sentimiento de respeto hacia toda forma de vida en el planeta, su defensa por la ecología y recursos naturales, su solidaridad por sus semejantes, su amor a sus dioses, etc., es que siento mi deber de reivindicar su cultura. Mapuches, Tehuelches y Pehuelches en la Patagonia; Coyas, Tobas, Aymarás, quechuas, en el norte; Tobas, Matacos, Pilagás, Guaraníes en el noreste; Araucanos y Pampas, en el centro del país, siguen solicitando a nuestras autoridades provinciales y nacionales la devolución de sus tierras de la cual fueron desterrados y condenados a la pobreza. 

Bibliografía utilizada. 

• Valeria Mapelman. Octubre Pilagá. Memorias y archivos de la masacre de La Bomba. Ed. Tren en movimiento. 2015. • Luciano Peñera. Genocidio en América. Ed. Planeta. 1980. 
• Dario Aranda. Argentina Originaria. Genocidios, saqueos y resistencias. Ed. La vaca. 2014. 
• Documental Diana Lenton. https://www.youtube.com/watch?v=lAZikxH7G7M
• Documental Historia de un país, CD 1: Campaña del Desierto. Colección Historia Argentina. Canal Encuentro. https://www.youtube.com/watch?v=1bhYeJkJdck 
• Película documental. Octubre Pilaga. Obligatorio para la materia: https://www.youtube.com/watch?v=ZWV-8P4MA00 
• Izquierda diario. https://www.laizquierdadiario.com/Genocidio-saqueo-explotacion-y-lucha • Revista Cítrica: http://www.revistacitrica.com.ar/santiago-maldonado-vigilar-castigar-y-desaparecer.html • PDF: http://endepa.org.ar/contenido/rincon-bomba-comp.pdf

domingo, 7 de junio de 2020

Sueño inspirador.

Anoche tuve un sueño. Habíamos concurrido con mi familia a un circo, estaba lleno de gente había  malabaristas, magos, payasos, etc. De pronto la función se detuvo y no sé por qué salimos todos corriendo. De pronto, fuimos  a orilla del mar, de allí salió una pequeña capsula submarina con tres personas desvanecidas, estaban los medios de comunicación informando que esas personas eran los dueños del circo, que se habían quedado sin oxígeno, y a causa de ello habían fallecido. De regreso al circo para continuar con el espectáculo, vemos que sólo habían quedado las dos columnas centrales y que la gente se llevaba todo lo que había quedado en ese lugar.  Todos estábamos en una situación de pánico total. Desperté de ese sueño y mi corazón latía fuertemente. Adormecido, asustado me pregunté: ¿por qué había soñado esta situación? ¿Es la realidad o es sólo un sueño?

Desde hace un tiempo largo tengo pesadillas. Mis profundos sueños se ven interrumpidos por imágenes tétricas, en ellas me encuentro con personas que ya no están, mis padres, familiares y personas ficticias con las que nunca estuve. Muchos de ellos ocurren en la ciudad de Buenos Aires, lugar donde viví un tiempo prolongado. Camino por senderos estrechos, con casas antiquísimas similares a pueblos o ciudades españolas o italianas, en donde en algún momento la calle se termina, y me despiertan situaciones en las tengo que salir corriendo. Mi corazón y respiración se aceleran, mis músculos se tensan y mi cerebro se activa, comienza el intento de interpretar cada sueño en la oscuridad de la noche al mejor estilo Sigmund Freud. El inconsciente se manifiesta a través de los sueños, en esa permanente actividad neuronal que realiza mi cerebro al pensar.

¿Qué significan mis sueños? ¿Por qué ocurren en este momento y tan seguidos? ¿Serán los miedos interiores de enfrentar la realidad del mundo en qué vivimos? ¿Miedo a la muerte? ¿A contagiarme de la peste actual? ¿De la perdida de seres queridos? ¿De perder la estabilidad laboral?

El mundo está convulsionado, inestable, inseguro a pesar de que permanentemente buscamos certezas para poder vivir. El desarrollo de la ciencia y su expresión tecnológica nos puso en la centralidad del universo. Creíamos poder dominar la naturaleza a través de la cultura para apropiarnos de cosas materiales. Ser dueños de un pedazo de tierra y tener derechos a hacer de ella lo que nos plazca. Volar los cielos y en pocas horas llegar a otro continente. Conquistar la inmensidad del mar depredando todos los seres vivos que hay debajo de ella. Construir populosas ciudades con edificios que casi tocan el cielo, llenamos de automóviles sus calles y sus autopistas de acceso a la gran urbe. Cambiamos el cauce de un río para construir un country o barrio privado. Entubamos un arroyo para pasar sin mojarnos los pies. Contaminamos sus aguas con tóxicos que desparraman las fabricas que nos abastecen de bienes para consumir. En la tierra desparramamos tóxicos herbicidas e insecticidas para garantizar la producción de cereales. Y todo esto ha servido para que unos pocos se apropien de las riquezas y concentren sus ganancias depositadas en Bancos para la especulación financiera y la inmensa población viva al borde de la inanición, hacinados en lugares inhabitables. Los medios de comunicación se encargan todos los días a través de imágenes tétricas la realidad circundante. Nos llenan de noticias tóxicas, de odio, de miedo, de bronca y todas las noches cuando me voy a dormir mi cerebro sigue maquinando cómo salir de esta situación caótica en la que nos encontramos frente a un pequeño bichito microscópico que nos desestabilizo nuestras vidas. Tal vez pienso sea la vacuna que se inyectó nuestro planeta para curarse de la pandemia llamada “humanidad”. Pero hay otro tema que me preocupa, además de la guerra contra el virus, hay otra guerra económica o comercial que llevan adelante las potencias mundiales, que dicho sea de paso están lideradas por los presidentes que todos conocemos, potenciales psicópatas y genocidas, que tienen en sus manos toda la tecnología bélica para destruirnos.

¿Cómo no voy a tener pesadillas frente al mundo que me toca vivir? Tal vez sea un pensamiento extremo motivado por mis sentimientos o muy escéptico de la realidad actual. Aunque a veces durante el día tengo fantasías de un mundo mejor por venir para el futuro de mis hijas. Por ahora solo me queda refugiarme en mi casa rodeado de los afectos familiares más cercanos que tengo, y en el tiempo ocioso para seguir leyendo mis libros y agradecer a Dios que todavía sigo vivo.  

Momentos de inspiración.

“Es mi parecer que el hombre nuevo, el que está floreciendo, tiene un estilo más informal, más simpático y definitivamente más irreverente, y a diferencia de lo que algunos dicen, este hombre no es superficial, ni poco comprometido, ni mucho menos ignorante. Es simple, pero nada tonto. Es básico, pero eso suele ser expresión de sabiduría. Es rústico, pero rústico suele ser un adjetivo inherente a virtudes como el coraje y la fortaleza”.

Como me gusta hurtar ideas, esta frase la saqué de un libro, comprado en Rosario. Estimulado por su título “No te hagas el boludo”, y encontrando en su interior esta frase, que identifica y describe una manera de ser, una manera de estar en el mundo. Su autor Mariano (Mano) Moreno, un pibe común de Capitán Bermúdez, filósofo de la calle. Sus amigos lo llamaban el “Desfasado”, porque vivía en la luna y leía libros que nada tenía que ver con los temas desarrollado en el aula, en su época de transcurrir la secundaria. Viajo por diferentes países, liviano de ropa y con poco dinero, un día se animó a salir de su pueblo y dar una vuelta por la redonda. Conocer nuevas culturas, entablar nuevas amistades, nuevos paisajes que le cambiaron la cosmovisión del mundo. Polémico, provocador, no conforme con el orden establecido, amante del ocio, del tiempo libre buscó nuevas respuestas en su interior y dejándose llevar por la interpelación, la duda y el asombro buscó respuesta en su espacio interior. Vive una vida simple, sin certezas, disfruta de las pequeñas cosas de la vida y siendo adulto curso los estudios del profesorado de filosofía. Un simple personaje en el cual pude encontrar en él, muchas facetas de mi modo de ser, de mi personalidad y la forma de interpretar al mundo, con el cual, valga la redundancia, me identifico.

Cuando abordamos la identidad como un problema filosófico, es algo así como una narración que hacemos de nosotros mismos, pero también una imagen social que viene de afuera. Nos reflejamos en un gran espejo que es la familia y la sociedad en la que nacemos. Es una construcción narrativa temporal, que va cambiando de aspectos en ese tránsito en la atravesamos diferentes etapas y en cada una de ellas vivenciamos experiencias que nos abren al conocimiento y al aprendizaje, algunas de ellas son buenas o positivas porque nos producen placer y alegría y otras malas o negativas que nos angustian. Pero necesarias para el crecimiento. Sin ellas sería imposible aprender. Los obstáculos, las frustraciones, los fracasos son piedras que se interponen en nuestro camino y nos hacen caer, pero que nos enseña a levantarnos, en cada una de ellas, a veces, quedan heridas, pero el transcurso del tiempo se encarga de que cicatricen y de fortalecernos. Mi viejo me decía que en la vida los problemas tienen soluciones y hay que encontrarlos haciéndose cargo de los mismos, enfrentando cada dificultad con decisión, coraje y esfuerzo. Inclusive decía él, que cuando ya no había más solución a los problemas, la muerte también era una última solución.  

Heidegger decía que el ser humano es arrojado al mundo. Somos "seres para la muerte", somos una posibilidad entre las muchas posibilidades que se presentan durante nuestra vida, pero entre todas estas posibilidades, está la muerte, la posibilidad de dejar de existir y tenemos conciencia de ello y eso nos angustia.

Por eso cada día que nos levantamos debemos agradecer de estar vivos, de enfrentar los obstáculos que se interponen en el camino con la cabeza erguida, sin miedos, porque el miedo nos paraliza, inmoviliza. Todos los días debemos elegir frente a diferentes posibilidades que se los abren. Pero ¿somos libres de elegir?

“El hombre es lo que hace, con lo que hicieron de “el”, nos dice Sartre. Como seres sociales, gregarios que somos, necesitamos del otro para existir. De una familia que nos cobije, de la escuela para socializarnos, de los amigos para poder crecer. Pero eso nos condiciona, hace que nuestra libertad se restrinja para poder convivir con los demás.

Somos una esponja absorbemos todo lo que hay a nuestro alrededor, ideas, pensamientos, conocimientos, costumbres, hábitos, códigos morales y éticos. Nuestra sociedad es un rizoma que va construyendo raíces de un entretejido social que se expande horizontalmente con códigos culturales que se solidifican a través del tiempo. Somos seres condicionados por la realidad que nos rodea, familia, sociedad, medios de comunicación. Entonces ¿tenemos posibilidad de construir ideas propias? ¿hay lugar para un pensamiento propio?

En mi experiencia personal, soy un cúmulo de ideas robadas, de mi familia, de los grupos en los que he participado en diferentes momentos, de los libros que he leído y de los diferentes niveles educativos transcurridos. Recuerdo en algún momento haber creído tener una idea original y una de ellas fue la de vivir una vida en contacto con la naturaleza. Para ella tuve que romper con la vida artificial que llevaba en la gran urbe de cemento llamada Buenos Aires. Allí tenía mi futuro asegurado. Una profesión. Un trabajo redituable. Vida nocturna… etc., Pero mi reloj biológico demandaba otra cosa. Un día desperté con la decisión de tirar todo por la borda, todo lo construido hasta ese momento. Renuncie al trabajo y a la salida de la oficina compré una mochila, la llene de lo mínimo indispensable para viajar y sin mucha carga encima comencé el largo trajinar hacia Machu Pichu. Naturaleza pura. Lejos de la gran ciudad, de las luces de la noche que te encandilan los ojos. Despojado de la seguridad del hogar y de los bienes de consumo. Encontré el lugar que necesitaba, y ese, era mi mundo interior. Por primera vez, tomé conciencia de que estaba solo en este mundo y que necesitaba hacerme cargo de mi vida, de ser feliz, de hacer fluir mis instintos y mis sentimientos. Mi cabeza, después de esa inolvidable experiencia, cambió de rumbo. Apague el televisor, deje de seguir a la manada y di autenticidad a mi vida.


jueves, 4 de julio de 2019

EL PROBLEMA DE LA IDENTIDAD.

¿QUIÉN SOY YO?
Esta es una de las preguntas más importante que nos hacemos en algún momento de nuestra vida y es saber quiénes somos, ello me ha conducido a recorrer diferentes caminos en la búsqueda de mi propia identidad. Una de ellas es la búsqueda interminable de mi genealogía, saber quiénes fueron mis antepasados. Otra interesante experiencia fue hacer una introyección hacia mi interior para poder reconocerme en mis ideas, mis conductas, mis hábitos, costumbres y mi entorno social. Además en la lectura de diferentes textos y cursando el Profesorado de filosofía, encontré una autora que me aclaró bastante el panorama, ella es Marta Badaro, (Escritora y Profesora de Filosofía y Ciencias de la Educación) en su libro: ¿qué es la filosofía antropológica? Y finalmente un texto sobre el problema de la identidad personal, de Samuel Cabanchik, filósofo, profesor de la UBA, me despejó todas las dudas para entender esta problemática, y del cual me pareció interesante hacer un breve extracto de él.  
La antropología filosófica como disciplina se manifiesta en las siguientes preguntas: ¿qué es el hombre? ¿Cuál es la esencia del ser humano? ¿Cuáles son las propiedades que permiten distinguir a este ser de las realidades no humanas? Y teniendo en cuenta estas propiedades, ¿Qué lugar le corresponde al ser humano en el cosmos?
La investigación filosófica sobre la naturaleza del ser humano se presenta como una pregunta por la identidad personal. Cuando intentamos responder a esta pregunta, vienen a la mente características diversas, con las que podemos identificarnos; por ejemplo, "soy alguien que mide tantos metros, que pesa tantos kilos, que tiene el cabello de tal color, que usa anteojos; también soy alguien alegre, charlatán, con ciertas creencias y recuerdos; también soy el hijo de M, el marido de F, ejerzo determinado oficio, soy socio de un club, afiliado de un partido político, ciudadano de un Estado"; por último, también puedo decir "soy un ser humano".
La identidad personal no se constituye sobre la base de una única característica, sino que está conformada por varias cualidades y, por el otro, que estas cualidades son heterogéneas. Algunas de ellas pertenecen al aspecto físico de la persona (talla, peso, color de cabello, capacidad visual), otras se refieren a su aspecto psicológico (carácter, idiosincrasia, historia personal), otras aluden a sus relaciones sociales (familiares, laborales, políticas) y, por último, comparte con sus congéneres la propiedad de ser humano. Cuantos más aspectos de una persona conoce, mejor conocerá a esa persona. Por ejemplo, imaginemos que se muda un nuevo vecino a nuestro barrio. El primer día que lo vemos abriendo la puerta de su casa podemos ya suponer algo acerca de él. Sin embargo, la idea que nos podemos formar de él es todavía muy abstracta: sólo conocemos de él algunas de sus características físicas, por ejemplo, sabemos que es varón, bajo, de cierta edad y demás. Esta primera percepción de nuestro vecino nos puede también brindar algunos indicios sobre la trama de relaciones sociales que constituyen su identidad. Por ejemplo, si lo vimos acompañado de una mujer y de niños, podríamos pensar que es casado y con hijos; si vestía ropa de trabajo, podríamos pensar que es un trabajador manual y demás.
Puede utilizarse la expresión "identidad formal" para referirse al conjunto de propiedades por las que se reconoce a alguien como una persona en general, es decir, no como esta o aquella persona, no como Juan o María, sino como una persona cualquiera. En cambio, puede utilizarse la expresión "identidad material" para referirse al conjunto de aspectos físicos, psíquicos y sociales por los que se conoce a una persona en particular, esto es, no como un miembro más del género humano, sino como este individuo singular irrepetible e irremplazable, distinto de todos los demás.
Los cuatros aspectos de como percibo mi identidad material:
1)      El conjunto de mis capacidades y de mis discapacidades está determinada por lo que se denomina "el cuerpo propio". Gracias a mi cuerpo, percibo los objetos como cercanos o lejanos a mí, como estando a mi derecha o a mi izquierda, arriba o debajo de mí, como atractivos o repugnantes, benéficos o peligrosos y demás. El cuerpo propio condiciona mi perspectiva tanto en el espacio como en el tiempo. Con los años, mi cuerpo se modifica, tal como lo evidencia, por ejemplo, la observación de las fotos que me sacaron hace algunos años,
2)      El carácter temporal de la subjetividad exige pasar a examinar el segundo aspecto que se encuentra en la identidad material: la autoconciencia psicológica o conciencia empírica de mí mismo. Cuando trato de identificar quién soy yo, puedo recurrir al conjunto de mis experiencias pasadas y de mis expectativas futuras. Respecto de las primeras, puedo realizar el siguiente experimento mental: fijar mi atención sobre algunos acontecimientos de mi propio pasado que creo especialmente significativos e incluso ordenarlos sucesivamente. El resultado de este experimento sería algo así como una película autobiográfica imaginaria, gracias a la cual tomo conciencia de quién soy, sobre la base de lo que me pasó y de lo que hice. Cada vez que alguien recapitula reflexivamente el curso de su vida, no se limita a proyectar la misma película ante un espectador imparcial. Entre el momento en que ensaya una recapitulación y el momento en que ensaya la siguiente, ha transcurrido un período en el que ha tenido ciertas experiencias y ha realizado ciertas acciones. Estas experiencias y acciones no se limitan a prolongar un poco más la película, sino que también modifican la perspectiva del espectador puesto que, de una "proyección" a otra, han ocurrido acontecimientos que han modificado su identidad material. Mi identidad material denominado "autoconciencia psicológica" y la proyección de una película imaginaria sobre mi propio pasado consiste, entonces, en que cada presente, en el que imagino cierta sucesión de acontecimientos autobiográficos, se encuentra atravesado por distintos "ayeres" asumidos y distintos "mañanas" esperados. La modificación de los distintos aspectos de mi identidad material, provocada por nuevas experiencias, acciones, sentimientos, creencias y relaciones sociales, entre otras cosas, modifica la conciencia que tengo de mí mismo. Sin embargo, a través y a pesar de todas estas modificaciones, conservo mi identidad personal, puesto que puedo reconocerme como el mismo que hace algún tiempo tenía otra idea de sí mismo. En distintos momentos de mi vida, reflexiono sobre mi identidad personal e imagino diversos relatos de mi historia personal que dan un sentido a mi vida. Estos relatos se van modificando con los años, pero siempre los reconozco como relatos sobre una vida única: la mía. La diversidad de narraciones, por tanto, no disuelve la identidad personal en una pluralidad de identidades, porque la autoconciencia psicológica reconstruye distintos relatos sobre una única identidad personal.
3)      En estos relatos en los que intento reconstruir imaginariamente mi propia historia, yo soy el protagonista o personaje principal. Sin embargo, cabe advertir que no soy el único personaje, solitario y aislado. Relatarme el pasado que me constituye como lo que soy implica necesariamente pensarme en el conjunto de relaciones sociales que he establecido a lo largo de mi vida. Eso exige considerar el tercer aspecto de la identidad material: la intersección de relaciones sociales. No soy sólo un cuerpo propio y una autoconciencia psicológica, sino que también soy una intersección o nudo de relaciones sociales. Yo (sólo yo) soy hijo de M, esposo de S, empleado de U, alumno de A, vecino de X, amigo de C y demás. Seguramente, si no hubiese establecido estas relaciones con ellos, un aspecto de mi identidad material sería distinta. Las relaciones sociales que establecí a lo largo de mi vida me constituyen como el individuo singular, irrepetible e irremplazable que soy, en alguien distinto de otros individuos (con quienes me relaciono directa o indirectamente). Un elemento interesante de este tercer aspecto de la identidad material consiste en que su conformación depende del reconocimiento. Por ejemplo, el caso de un rey. Esta persona tiene ciertas funciones y responsabilidades que se corresponden con su cargo, mediante las que se relaciona con sus súbditos y con los gobernantes de otros Estados.5i, por el motivo que fuera, unos y otros dejasen de reconocerlo como rey, él dejaría de serlo. 5u realeza está subordinada al hecho de que los demás lo consideren un rey. Del mismo modo, lo que somos depende siempre de las relaciones sociales que establecemos y este establecimiento depende del reconocimiento recíproco. Los criterios que utilizamos para reconocernos los establecemos, conservamos y modificamos nosotros mismos. Estos criterios se encuentran organizados en las instituciones sociales. La familia, la escuela, la universidad, las organizaciones barriales, sindicales o políticas y el Estado, entre otras, son instituciones que fijan criterios para determinar si alguien es padre o hijo, docente o estudiante, miembro o externo, ciudadano o extranjero y demás. Estas instituciones permiten fijar cierto conjunto de reconocimientos y están sujetas a las modificaciones históricas que sus autores creen convenientes. En el ejemplo citado, la realeza del rey depende del reconocimiento de los súbditos. De la misma manera, todos los elementos que conforman el aspecto social de la identidad de cualquier persona dependen del reconocimiento de otras personas.
Por último, además de ser un cuerpo propio, una autoconciencia psicológica y una intersección de relaciones sociales, soy un ser humano como cualquier otro. Además de los aspectos materiales, que me constituyen como un individuo singular distinto de otros, encuentro en mí algo común a todos los miembros del género humano: la identidad formal. Esta identidad formal es el soporte de los deberes y derechos éticos, válidos para todo ser humano, con independencia de sus rasgos físicos, su origen, sus creencias, su carácter, su lugar de nacimiento, su pertenencia a una familia o a un Estado y demás. Estos derechos y deberes, llamados "derechos humanos", han sido objeto de diversas declaraciones e incorporados a las constituciones de los Estados modernos. Estos derechos de tercera generación fueron incorporados en nuestro país con la reforma constitucional de 1994.